Médicos de México Tratan a Trabajadores Agrícolas en Zonas Rurales de California

'Nos vamos a entender mutuamente,’ dice un paciente de habla hispana que eludió atención médica por 20 años

Por Claudia Boyd-Barrett

Marta Monteya, 39, estaba nerviosa cuando se sentó en el rincón de una de las salas de examinación en la Clínica de Salud del Valle de Salinas, mientras esperaba al Dr. Armando Moreno para su primera consulta.

Su cita en la clínica, un centro de salud sin fines de lucro en la ciudad agrícola de Salinas, en el condado de Monterey, era para recibir una inyección contraceptiva.  Pero Monteya estaba preocupada por algo más.  Desde que sufrió un aborto tres meses antes, se había sentido muy triste. ¿Se sentiría cómoda hablando de esto con el nuevo médico? ¿La entendería si le hablara del tema? Nacida en El Salvador, Monteya habla solamente español y en el pasado le había resultado difícil comunicarse con proveedores médicos americanos que sólo hablaban inglés.

La puerta se abrió y un hombre joven de anteojos entró a la sala, sonriéndole.

“Martita, ¿cómo está usted?,” dijo Moreno saludándola a Monteya en español fluido y usando una forma diminutiva de su nombre, que es una expresión de calidez y afecto común en América Latina. “Mi querida Martita”, siguió el médico como si la hubiera conocido por años, y luego empezó a hacerle preguntas sobre su salud y la razón de su visita.

El rostro tenso de Monteya se derritió en una sonrisa.

Médico y especialista en ginecología/obstetricia en la Ciudad de México por 11 años, Moreno llegó a Salinas el verano pasado como parte de un programa único que trae médicos mexicanos a trabajar en Centros de Salud Federalmente Calificados en California. El Programa Piloto de Médicos Licenciados de México fue aprobado por el ex gobernador de California Gray Davis en 2002, pero los promotores del programa tuvieron que trabajar incansablemente durante 19 años para superar obstáculos administrativos y políticos antes de que los primeros médicos llegaran a California

24 médicos hasta ahora

El director ejecutivo del sistema de la Clínica de Salud del Valle de Salinas, el Dr. Maximiliano Cuevas, y el consultor político, periodista y activista de derechos civiles Arnoldo Torres, invirtieron años de trabajo para crear el programa en colaboración con la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) en Ciudad de México. Su objetivo es ayudar a aliviar la tremenda escasez en California de médicos de atención primaria que hablen español y sean culturalmente sensibles, particularmente en zonas agrícolas como Salinas, donde viven muchas comunidades de inmigrantes mexicanos y centroamericanos.

El Dr. Maximiliano Cuevas, director ejecutivo del sistema de la Clínica de Salud del Valle de Salinas, izquierda, se asoció con el consultor político, periodista y activista de derechos civiles Arnoldo Torres, derecha, para mejorar los servicios de salud en las comunidades Latino/x.  Desde 1998, Cuevas y Torres han trabajado para crear e implementar un programa de California que les permita a médicos de México practicar en zonas agrícolas y tratar a pacientes que no hablan inglés.  Ahora están trabajando para extender el proyecto por 15 años. Foto de Cuevas: Zaydee Sanchez. Foto de Torres: José Luis Villegas 

Actualmente hay 24 médicos mexicanos trabajando en comunidades Latino/x y de trabajadores agrícolas en clínicas de los condados de Monterey, San Benito, Tulare y Los Angeles. Cada médico es licenciado por la Junta Médica de California para trabajar en el estado por tres años. Las especialidades en el proyecto son medicina de familia, medicina interna, pediatría, y obstetricia y ginecología.  Los primeros médicos mexicanos empezaron a llegar a mediados de 2021, y pronto se esperan seis más. Hasta diciembre del año pasado, los médicos habían tratado decenas de miles de californianos.  Sólo en Salinas, realizaron 24,000 visitas médicas para exámenes rutinarios, tratamiento de diabetes, infecciones urinarias y una amplia variedad de condiciones.

Los Latino/x son el grupo étnico y racial más grande en California, representando hasta un 39% de la población en 2020. Sin embargo, hasta 2019 sólo un 12% de los graduados de la facultad de medicina en el estado y 6.9% de los médicos licenciados eran Latinos/x, según el Instituto Fitzhugh Mullan para la Equidad en la Fuerza de Trabajo en la Salud de la Universidad George Washington.

Esta disparidad en la representación de médicos Latino/x de habla hispana deja insatisfechos a los pacientes y puede afectar negativamente la calidad de la atención, dijo Cuevas, cuya organización opera 13 clínicas en el Valle de Salinas y el Área de la Bahía de Monterey. Investigaciones de UCLA (PDF)  respaldan los años de experiencia personal de Cuevas.

“Es importante que los médicos puedan hablar el mismo idioma de las poblaciones [donde trabajan].  De esa forma uno puede comunicar y entender las pequeñas sutilezas de lo que la gente está diciendo,” dijo Cuevas. “Otra parte es el aspecto emocional, donde el paciente tiene que sentir que puede confiar en su médico, y yo pienso que lo primero y más importante para confiar en otros es poder comunicarse con ellos, preferentemente en un idioma que entiendan”.

Cada consulta se vuelve un tributo a aquellos que han arriesgado todo por una vida mejor, y por el progreso y el bienestar de sus seres queridos.

—Armando Moreno, ginecólogo/obstetra de México

Investigadores de UC Davis están evaluando el impacto del programa y este año se espera conocer los resultados.

Anecdóticamente, desde que los médicos de México empezaron a llegar a los centros de salud operados por la Clínica de Salud del Valle de Salinas, la satisfacción de los pacientes ha aumentado, dijo Hina Sheth, directora de conformidad y calidad de la organización.  Los pacientes solían quejarse por sentir que sus proveedores no los entendían, dijo Sheth.  Ahora le cuentan cómo les gusta tener médicos de habla hispana.  Las citas con los médicos se llenan rápido, con muchos pacientes refiriéndose a ellos por su nombre.  Moreno dice que por lo menos un paciente cada día le dice lo contento que está de que esté ahí.

Dr. Jon Yoshiyama, director médico asociado de la Clínica de Salud y médico practicante en la clínica de Circle Drive, dijo que entiende por qué algunos de sus pacientes han elegido cambiar y ver a un médico mexicano en su clínica.  “Tener a alguien que habla con fluidez hace toda la diferencia”, dijo.  Foto: Zaydee Sanchez.

Jon Yoshiyama, director médico asociado de la Clínica de Salud que practica en el  centro ubicado en Circle Drive, dijo que algunos de sus pacientes han decidido cambiar y ver a uno de los cuatro médicos mexicanos que trabajan ahora en este centro. Aunque él y los otros médicos en ese centro que sólo hablan inglés pueden llamar a un intérprete para que traduzca, muchos pacientes prefieren una opción más directa, dijo Yoshiyama.

“Yo trato de no tomarlo personalmente,” dijo. “Tener a alguien que domina el idioma hace toda la diferencia. La comunicación es más rápida. Los pacientes están más dispuestos a abrirse y hablar. No hay tantos malentendidos”.

Mari Zepeda, una paciente en Circle Drive que nació en México, sabe lo incómodo que es cuando uno no se puede comunicar directamente con el médico.  Ella tuvo un ginecólogo-obstetra que hablaba sólo inglés durante sus tres embarazos aunque sólo habla español.  Cuando su sobrina, Leticia Rubio, 26, quedó embarazada a principios de este año, Zepeda estaba decidida a encontrarle un proveedor de habla hispana.  Buscó y chequeó en Internet y les pidió ayuda a sus amigos para saber dónde encontrar uno.  En una tarde recientemente, ella y Rubio se sentaban con una sonrisa en la cara después de una cita con Moreno.

“Fue muy bueno; contestó todas mis preguntas,” dijo Rubio. El hecho de que habla español “fue muy importante”, agregó.  En otra parte de la clínica, José Arias, un trabajador agrícola de 43 años oriundo de El Salvador, estaba esperando su cita para un examen con otra médica de México, la Dra. Juana Lucio. Era la primera vez que Arias iba al médico en 20 años, y últimamente ha tenido dolor de pecho y en la espalda. El también buscó la clínica porque se había enterado de que los médicos ahí hablaban su idioma.

“Dije, ‘Perfecto, nos vamos a entender,’” dijo Arias.

Familiaridad cultural

Las ventajas de tener médicos mexicanos en el personal van más allá de su facilidad con el español, dijeron proveedores y administradores. Los médicos ofrecen familiaridad y entendimiento cultural que les permite conectar más fácilmente con pacientes de América Latina y comprometerlos efectivamente en su tratamiento.

Moreno hace sentir cómodos a sus pacientes usando gestos lingüísticos, jerga y bromas ligeras que los pacientes reconocen de sus países de origen.  El y otros médicos mexicanos en Salinas también trabajan con pacientes que quieren incorporar prácticas tradicionales de sanación a los planes de tratamiento médico convencional si hacerlo no representa un riesgo.  Esto puede incluir tomar té de hierbas, hacer una sopa especial o un ritual pequeño cepillándose el cuerpo con plantas y rezando. Aún si esto no los sana físicamente, Moreno dijo, el proceso ayuda a “sanar sus mentes” y los hace sentir respetados.

“No tenemos que pelear con sus creencias”, dijo Moreno, que habla inglés con fluidez como los otros médicos en el programa.  “Tenemos que escuchar y entender lo que creen, y tenemos que tratarlos conforme sus creencias… Entonces no piensan que uno está por encima de ellos, dándoles órdenes. Sienten que uno es igual”.

Eva Maria Perusquía Frías, médica de México que practica en una clínica en Salinas, quiso participar del proyecto piloto por la satisfacción de ayudar a una población con la que otros proveedores no querían trabajar. Foto: Zaydee Sanchez

Porque los médicos han vivido y practicado medicina en México, algunos en comunidades indígenas, entienden culturalmente palabras y creencias específicas sobre sus enfermedades que pueden confundir a un médico estadounidense o un intérprete, dijo Cuevas. Estos incluyen términos como empacho, o indigestión, que los pacientes generalmente atribuyen a un tipo particular de comida, pero que puede indicar problemas tales como síndrome de intestino irritable o problemas de espalda. Algunos pacientes también pueden creer que están enfermos porque a una persona celosa les dio el mal de ojo. O que tienen dolor de espalda o espasmos musculares por exposición al frío o “aire malo”.  Los médicos usan estos términos como pistas para hacer más preguntas o pedir exámenes que determinen qué es lo que realmente está afligiendo al paciente”.

El tratamiento es otra área que se beneficia del conocimiento cultural de los médicos mexicanos, particularmente en lo que respeta a cambios de estilo de vida, dijo la gerente de servicios a pacientes de la clínica, Terry Gomez.  En el pasado, los pacientes Latino/x se han resistido a las sugerencias de algunos médicos para optar por comidas costosas y no familiares como tofu, quinoa o aceite de oliva, o eliminar de su dieta cosas como tortillas, dijo.  Los médicos saben cómo hacer sugerencias que estén alineadas a las normas dietéticas y la realidad económica de los pacientes, agregó. Pueden recomendar una leve reducción en tortillas, por ejemplo, o sugerirles que hiervan sus frijoles y que los condimenten con cilantro y cebolla en lugar de freírlos en grasa.

Prepararse para practicar en California

Practicar medicina en Estados Unidos ha requerido que los médicos mexicanos también se adapten. Como parte de sus requisitos de licenciamiento para el programa, cada médico debe completar un curso de orientación de seis meses aprobado por la Junta Médica de California, que enseña los protocolos y el sistema de prestación de servicios de salud en California.  Algunos médicos dijeron que les ha llevado tiempo acostumbrarse a las historias clínicas computarizadas, el complejo sistema de seguro y códigos de facturación, y poco tiempo para las citas.

La internista Eva María Perusquía Frías, MD, dijo que en México a veces dedicaba más de una hora a cada paciente, escuchándolos y haciendo preguntas para determinar los problemas subyacentes detrás de sus quejas sobre su salud. En Salinas, su tiempo con pacientes es de sólo 15 minutos.  Aún así, la Dra. Perusquía Frías trata de ofrecer un nivel profundo de atención, quedándose hasta tarde si es necesario.  Contó cómo una paciente se quejaba de dolores de cabeza y mareos.  Después de hacerle preguntas cuidadosamente, se enteró de que la paciente había perdido a dos hermanos poco tiempo atrás y estaba teniendo problemas con su hijo adolescente.  El problema real de la mujer era estrés y depresión, dijo la doctora.  Le prescribió un antidepresivo y la derivó a un terapeuta.

“Hay que trabajar con los pacientes, escucharlos, leer entrelíneas’, dijo Perusquía Frías. “De lo contrario, uno sólo conoce la superficie del problema y no puede saber qué es lo que realmente está pasando”.

Eso requiere dominio del idioma y la cultura del paciente, dijo.  Perusquía Frías dijo que quiso participar en el proyecto por la satisfacción de servir a una comunidad con la que otros proveedores no querían trabajar.  También quería “probarme a mí misma que mis aptitudes académicas y personales son lo suficientemente buenas para trabajar no sólo en mi propio país y en mi propio idioma, sino también en otro país siguiendo los estándares internacionales más altos para proteger la salud y seguridad de los pacientes”.

Luchas pasadas y planes futuros

Los miembros de la junta directiva de la Clínica de Salud del Valle de Salinas propusieron traer médicos mexicanos a Estados Unidos por primera vez en 1998 después de recibir quejas de pacientes por la falta de proveedores de habla hispana.  La clínica tenía dificultad para encontrar suficientes médicos en Salinas, mucho más médicos que hablaran español y entendieran la cultura, dijo Cuevas.  Muchos médicos en Estados Unidos no quieren trabajar en zonas rurales, dijo.

Cuevas y Torres tuvieron que persuadir al gobierno mexicano, la Junta Médica de California y la Legislatura de California, navegar obstáculos de inmigración y conseguir $1.7 millones en apoyo filantrópico para financiar la administración del programa y las evaluaciones de UNAM y UC Davis. Los salarios de los médicos son similares a los que reciben los médicos estadounidenses, que son más altos que en México y que son pagados y financiados por las mismas clínicas comunitarias.

Armando Moreno, un ginecólogo-obstetra de México que ahora atiende pacientes en Salinas, dice que practicar medicina en California es “un pequeño tributo a aquellos que han arriesgado todo para una vida mejor, y por el progreso y el bienestar de sus seres queridos”. Foto: Zaydee Sanchez

El proyecto enfrentó resistencia de parte de líderes de algunas facultades de medicina de California, médicos y de la Asociación Médica de California, que argumentaron que el programa crearía un sistema de salud de “dos niveles” en cual los médicos tratando pacientes Latino/x no tienen que cumplir con los mismos requisitos de licenciamiento que cumplen los médicos estadounidenses. Cuevas argumentó que los médicos mexicanos están tan cualificados como sus colegas estadounidenses. La facultad de medicina de la UNAM es reconocida internacionalmente, y los médicos en el programa piloto deben pasar un curso de revisión de la junta médica conforme a los estándares de Estados Unidos.

Al final de su término de tres años de licencia, los médicos están obligados a regresar a su país –una regla diseñada para prevenir una “fuga de cerebros” del talento médico de México.

“Creo que la gente vio al programa como una forma de competencia contra los médicos entrenados en Estados Unidos”, dijo Cuevas.  “Les dijimos que no es competencia. En primer lugar, los médicos no están atendiendo a esta población en números adecuados”.

El programa no tiene la intención de resolver la escasez de médicos Latino/x en California, dijeron Cuevas y Torres.  En cambio, es una medida temporal para aliviar a los pacientes Latino/x sin suficientes servicios de salud mientras el estado trabaja para reducir la escasez.

Esfuerzos tales como los Programas en Educación Médica de la Universidad de California (UC PRIME) y el  Programa de Académicos de Medicina de California están reclutando más individuos de distintos grupos étnicos, incluyendo Latinos/x, para estudiar medicina.  Reformar la fuerza de trabajo en la salud requiere tiempo, dijo Torres. Entrenar a un médico lleva una década o más.

Un tributo a aquellos que lo arriesgaron todo

Cuevas y Torres han sido persistentes en sus esfuerzos para crear este programa, y el año que viene planean abogar para que el programa se extienda 15 años más, de manera que 150 médicos mexicanos a la vez pueden practicar en clínicas de California por ciclos de tres años.  Las conversaciones con instituciones en México ya han empezado, dijo Torres. Cuevas espera que los próximos grupos incluyan psiquiatras y médicos que no sólo hablen español sino también idiomas indígenas.

El programa “es un parche razonable pero no es una solución”, dijo Torres.  “California no debería depender de México para sus médicos. California no está haciendo lo suficiente para educar y entrenar médicos y reclutar candidatos para las escuelas de medicina.  Entonces, nuestra propuesta es un intento de hacer una contribución sustancial”.

En la clínica de Circle Drive, la consulta de Monteya con Moreno estaba terminando. Cómoda en su presencia, Monteya le dijo lo triste que había estado.  El doctor le prometió conectarla con un grupo de apoyo emocional a través de una agencia. Moreno le aseguró que la ayuda sería gratis, aunque no tuviera seguro.

Cuando Moreno se fue, Monteya estaba maravillada de lo bien que el médico hablaba español y de lo distinta que había sido la visita en comparación a las consultas con un médico que sólo habla inglés. “Fue muy bueno,” dijo, notablemente aliviada. “Sentí que él me iba a apoyar más”.

“Practicar medicina en California ha sido una experiencia poderosa –una aventura desafiante pero inolvidable”, dijo Moreno. “Dejar la casa, la familia y los amigos no fue fácil, y adaptarse a un ambiente nuevo tuvo sus propios desafíos.

“Más allá de la capacidad de ofrecer atención médica en español y entender su cultura, sus miedos y sus expectativas, cada consulta se vuelve un pequeño tributo a aquellos que han arriesgado todo por una vida mejor, y por el progreso y el bienestar de sus seres queridos”.

Este artículo fue producido y publicado por primera vez por California Health Care Foundation.

——

Claudia Boyd-Barrett es una periodista de larga trayectoria en el Sur de California que escribe regularmente sobre salud y desigualdades de salud. Sus artículos han aparecido en Los Angeles Times, San Francisco Chronicle, San Diego Union Tribune, y California Health Report, entre otros. Boyd-Barrett recibió dos becas de Periodismo de Salud del Centro Annenberg de USC y una de la Asociación de Prensa Interamericana.

Zaydee Sanchez es una narradora visual, fotógrafa documental y escritora mexicanoamericana. Inspirada por su crianza en Tulare, en la zona agrícola de San Joaquin Valley en California, su trabajo muestra las complejidades de la inmigración. Concentrándose en los trabajadores y temas de género e inequidades, Sanchez busca contar historias significativas y con impacto. Su trabajo se ha publicado en Al Jazeera, NPR, High Country News, palabra y más. Su exhibición, “Tell The Truth”, documentó la historia de inmigrantes buscando asilo durante el gobierno de Trump. El trabajo se exhibió en bibliotecas públicas de Los Angeles por un año, generando conversaciones en distintos barrios del condado. En 2019, la Comisión sobre el Estatus de la Mujer honró a Zydee como una de las Mujeres Pioneras del Año por su devoción para documentar y resaltar la comunidad de Skid Row en Los Angeles.

José Luis Villegas es un fotógrafo independiente de Sacramento, California, done realiza trabajos editoriales y comerciales.  Ha sido coautor de tres libros sobre béisbol latino. Su trabajo aparece en el documental de Ken Burns The 10th Inning y en la próxima exhibición ¡Pleibol! en el Museo Nacional Smithsonian de Historia Americana. El trabajo de Villegas se ha exhibido en el Museo de Bellas Artes en Houston; el Baseball Hall of Fame en Cooperstown, New York; y en el Museo de California en Oakland. Villegas trabaja como fotógrafo médico en Shriners Hospital en Sacramento.

More from the CHCF Blog